La Neo-tontuna, desde fuera se ve mejor…
Parecía que la crisis nos iba a hacer volver a tiempos remotos, en todos los sentidos, en lo bueno y en lo malo. Sabemos que no todo tiempo pasado fue mejor, pero tampoco todo lo nuevo es bueno, solo por el hecho de serlo… Yo soy de las que piensan que de todo se puede aprender y, si esta crisis nos ha hecho darnos cuenta de muchas cosas y replantearnos prioridades, pues la verdad es que algo deberíamos de sacar también. Si ya no tiramos los pantalones de los niños, sino que les ponemos rodilleras; y si ya no vamos de vacaciones a Tailandia, sino que hemos vuelto al pueblo de los padres; en lo gastronómico también deberíamos haber tomado nota…
Ahora que estoy fuera de Madrid, me doy más cuenta de la Neo-tontuna que nos inunda en la capital. La cantidad de espacios que han abierto con el sello «gourmet», «delicatessen», y ahora las «neo-tabernas» y «tascas contemporáneas», me dejan fría. Es verdad que de todo tiene que haber pero, oye, no es posible que todos los establecimientos que cierran, luego abren en 10 días, con muebles de diseño, una carta en forma de libreto de teatro y un pan prefabricado, y ya son «objeto de deseo».
En fin, La Neo-tontuna que nos inunda parece que es sinónimo de ceguera sensorial. Es solo una tontuna de nuevo cuño, post-crisis, en busca de algo que parezca no tocado por el pasado… Que no nos engañen, que la vuelta a los orígenes, en la gastronomía, también, es garantía. Y los nombres fruto del marketing, en la mayoría de los casos, solo son eso: marketing. Si no, entrad a cualquiera de estos lugares, probad, pagad, y decidme si no os sentís decepcionados, e incluso a veces estafados. ¡No os dejéis atrapar por la tontuna posmoderna!