La noche es nuestra, y de los teatros…

Imagen de "André y Dorine", de Kulunka Teatro.

Imagen cortesía del Teatro Fernán Gómez.

La noche de los viernes es mi favorita. Ya sabemos que, para la mayoría de los afortunados, al día siguiente no hay que madrugar, ni trabajar, ni nada de nada. Pero, además, relajamos un poquito las exigencias… En fin, que si se cena pizza o hamburguesa con un par de cervecitas, pues «pelillos a la mar». Y es que la noche de los viernes es nuestra, bueno, hoy 27 de marzo, nuestra y del Teatro, porque es su Día Mundial y aprovechamos para celebrar La Noche de los Teatroswww.madrid.org/lanochedelosteatros

No os preocupéis si no tenéis tiempo de echar un vistazo a la web: vayáis donde vayáis, el espectáculo está asegurado; ya que se han programado más de 200 actividades diferentes en los teatros y en la calle, y hay descuentos de hasta el 50% en algunas de las salas. Inauguración a las 18:00h en la casa de Lope de Vega con «Cómicos de la lengua», representaciones en la calle Fuencarral, en la plaza de la Villa, y  la noche de Max Estrella en el Círculo de Bellas Artes (ya en su XVIII edición), son algunos de los ejemplos.

Yo me he adelantado un poco a la celebración y he ido esta semana al espectáculo de máscaras «André y Dorine», que se puede ver hasta el 2 de abril en el teatro Fernán Gómez (Centro Cultural de la Villa): teatrofernangomez.esmadrid.com. Es un poema visual, gestual, emocional y musical, que Kulunka teatro ya trajo la pasada temporada a la capital. Es un homenaje al amor en mayúsculas que a veces nos absorbe y nos obceca, pero que siempre nos completa y nos embriaga. Un amor que surge, crece, perdura, y se amplifica en la adversidad (en este caso marcada por el tiempo y más tarde por una enfermedad como el Alzheimer). Amor de ida y vuelta, de padres a hijo, de hijo a padres, de madre a padre, de padre a madre, de novio a novia y vicerversa.

Una belleza, una tristeza, y una poesía conmovedoras. Actores que lo dicen todo con su cuerpo y su gestualidad, parapetados tras una máscara. La música de Yayo Cáceres es el toque que te deja respirar fuera de la tristeza y de la nostalgia (en aquellos días felices del principio). Si vas a ver «André y Dorine» seguramente ya estás tocado por la poesía.

El amor, el teatro y la noche son nuestros, pero no son eternos. ¡Disfrutadlos!

 

 

Mayte Segura

Thinking, dreaming, writing...

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